LAS ALERGIAS
el asma bronquial
Hace 3000 años Asclepiades de Tesalia dice:
El médico debe emplear primero la palabra
segundo el fármaco y tercero el bisturí
Para la medicina no es cosa fácil dar una denominación que delimite el concepto de alergia. Nombre, que viene del griego, (allos –otra- y ergos –reacción) , término que fue ideado por V.Pirquet en 1905, para nombrar ciertos fenómenos reactivos del organismo que no corresponden a lo que debiera esperarse.
La alergia se trata de una protección alterada, o efecto patogénico que se desarrolla después de la exposición del antígeno. En los textos de Medicina Interna el término alergia no aparece., encontraremos esta enfermedad clasificada dentro de las enfermedades inmunopatológicas.
Es una de las enfermedades más peculiares del hombre, (enfermedades del que habla), no se da en los animales, como tampoco la hipertensión arterial, el asma bronquial, hipertiroidismo, colon irritable, , cefaleas prolongadas, anorexias juveniles, las opresiones pretorácicas con taquicardia , los estreñimientos y muchas otras más.
El Dr. Farreras Rozman, dice que estos fenómenos son con frecuencia aspectos corporales de una antigua depresión o de una inadaptación o fracaso del yo. El diferente comportamiento del organismo en estos casos se debe a una sensibilidad distinta frente a variados estímulos.
«Hegen» muestra en sus investigaciones sobre la alergia, que es una sensibilidad distinta que produce una alteración en el mecanismo de conjugación antígeno-anticuerpo. Resulta que un sujeto entra en contacto espontáneamente con una sustancia que le sensibiliza, con el antígeno, que en este caso particular, se denomina alergeno, al cabo de un tiempo, los nuevos contactos con el antígeno, o alergeno, producen una serie de manifestaciones que no acontecen en sujetos no sensibilizados.
El sujeto alérgico responde de otra manera, diferente a las demás personas.
Y es al conjunto de esos fenómenos que se le llama alergia y sus manifestaciones clínicas. Una otra sensibilidad expresada en el organismo. Un padecimiento grave, que lleva al sujeto a limitar su vida. En la mayoría de las enfermedades alérgicas se imbrican varias reacciones inmunopatológicas que despliegan sus efectos simultáneos y son responsables de las manifestaciones clínicas. Hay un efecto liberador de la histamina (por múltiples causas, la mayoría indeterminadas, produciéndose la congestión, hipotensión, urticarias o el bronco-espasmo) ; múltiples son las sustancias que pueden actuar como alergeno. Cada vez es más frecuente encontrarnos que la incidencia de casos de tipo alérgico es mayor.
En la casuística clínica se ve, que la mayoría de casos que en la actualidad cursa una alergia respiratoria se da en pacientes que de niños han sufrido una eczema infantil o alguna otra manifestación alérgica anterior, en la investigación se encuentra que en la historia personal y familiar pueden abundar las rinitis, urticarias y eczemas y otras formas de alergia. El antígeno provoca la formación de un anticuerpo específico. Los anticuerpos que neutralizan el antígeno hacen que el organismo se desorganice frente a las leyes de funcionamiento. Esto es grave, ya que se está afectando al sistema inmunológico y hasta el sistema celular.
El psicoanálisis las trata, ya que estas son enfermedades propias del sujeto del lenguaje.
En la casuística de la clínica psicoanalítica la historia del asmático siempre comienza por el miedo de perder el amor de su madre, a la que parecen llevar sobre sus bronquios y acceso de desesperación y cólera que suele ser su particular relación con los demás.
Podríamos preguntarnos si el asma es una crisis de llanto inhibida o un grito reprimido?
Vemos que cierta rigidez precipita la crisis asmática como angustia y al mismo tiempo como recuperación del amor, cosa manifiesta en la preocupación desencadenada en los que le rodean, fundamentalmente la familia. Al mismo tiempo y durante el ataque, se reconoce una sensación vergonzosa y de culpabilidad.
La angustia es sentida como una opresión torácica.
En la vinculación entre la angustia y la respiración, es probable que esas constantes modificaciones de la función, en la expresión de leves cantidades de angustia, como si las distonías respiratorias normales representasen una forma cautelosa de tantear el terreno ante la aparición de una novedad, ya sea un objeto, un acto o un nuevo sentido. Es como si se tratara de una precaución, de una anticipación, ante la señal de angustia. El acceso asmático se presenta, como una forma menos intensa de la angustia, más
soportable para el sujeto. El papel de las sensaciones respiratorias en la angustia, nos puede explicar el hecho de que toda angustia sea sentida, hasta cierto punto, como una especie de ahogo. No poder transformar los hechos, en hechos psíquicos, en vez de responder con la función de la palabra es un cuerpo que responde con la alteración de la función orgánica.
En un caso como el siguiente, se pudo mostrar, como el antígeno, el alergeno productor de ataque de asma de una adolescente, también podía no estar presente químicamente y tener su poder como palabra; el alergeno, productor del broncoespasmo, era un tipo de polvo que no se encontraba en el lugar de los hechos. Pero la palabra «POLVO» , estaba escrita en todas las pantallas electrónicas de la estación de esquí, anunciando el estado de las pistas: «NIEVE POLVO». La joven se encontraba ante una crisis fuerte de asma, llorando y con sus padres en camino para llevársela de la excursión que junto con sus compañeros de clase, se prometía tan divertida.
Me avisaron para ir a visitarla: allí, la encontré llorando, metida en una bañera con agua templada y rodeada de sus amigas de habitación, que la consolaban inútilmente, porque ella lloraba culpable de que eso le ocurriese, cuando su médico le había dado el certificado para poder asistir a aquella excursión, sin ningún problema, ya que allí no iba a estar su alergeno. Culpa y miedo y sin ninguna representación posible. La digo que si, que polvo si hay en la estación, escrito en todas las pantallas, y polvo
también posible, esta noche en las fiestas de habitación. Ríe, se pone roja, más aún, y poco a poco, antes de que lleguen sus padres, ella ya está bien, y consigue que sus padres la dejen continuar la excursión y comenzar su tratamiento psicoanalítico.
Combatir los síntomas o evitarlos es un tratamiento insuficiente, para mejorar la calidad de atención sanitaria.
Es preciso contar con un tratamiento etiológico y no sólo intomático. Ya no se puede separar el cuerpo y lo psíquico. Cuerpo y psíquismo, donde sólo a la hora de estudiarlos, se delimitarían estos campos para volver a conjugarse a la hora de tratar cualquier problema de orden sanitario y humano, que a una sociedad moderna se le presente.
Podríamos preguntarnos si el asma es una crisis de llanto inhibida o un grito reprimido?
Vemos que cierta rigidez precipita la crisis asmática como angustia y al mismo tiempo como recuperación del amor, cosa manifiesta en la preocupación desencadenada en los que le rodean, fundamentalmente la familia. Al mismo tiempo y durante el ataque, se reconoce una sensación vergonzosa y de culpabilidad.
La angustia es sentida como una opresión torácica.
En la vinculación entre la angustia y la respiración, es probable que esas constantes modificaciones de la función, en la expresión de leves cantidades de angustia, como si las distonías respiratorias normales representasen una forma cautelosa de tantear el terreno ante la aparición de una novedad, ya sea un objeto, un acto o un nuevo sentido. Es como si se tratara de una precaución, de una anticipación, ante la señal de angustia. El acceso asmático se presenta, como una forma menos intensa de la angustia, más
soportable para el sujeto. El papel de las sensaciones respiratorias en la angustia, nos puede explicar el hecho de que toda angustia sea sentida, hasta cierto punto, como una especie de ahogo. No poder transformar los hechos, en hechos psíquicos, en vez de responder con la función de la palabra es un cuerpo que responde con la alteración de la función orgánica.
En un caso como el siguiente, se pudo mostrar, como el antígeno, el alergeno productor de ataque de asma de una adolescente, también podía no estar presente químicamente y tener su poder como palabra; el alergeno, productor del broncoespasmo, era un tipo de polvo que no se encontraba en el lugar de los hechos. Pero la palabra «POLVO» , estaba escrita en todas las pantallas electrónicas de la estación de esquí, anunciando el estado de las pistas: «NIEVE POLVO». La joven se encontraba ante una crisis fuerte de asma, llorando y con sus padres en camino para llevársela de la excursión que junto con sus compañeros de clase, se prometía tan divertida.
Me avisaron para ir a visitarla: allí, la encontré llorando, metida en una bañera con agua templada y rodeada de sus amigas de habitación, que la consolaban inútilmente, porque ella lloraba culpable de que eso le ocurriese, cuando su médico le había dado el certificado para poder asistir a aquella excursión, sin ningún problema, ya que allí no iba a estar su alergeno. Culpa y miedo y sin ninguna representación posible. La digo que si, que polvo si hay en la estación, escrito en todas las pantallas, y polvo
también posible, esta noche en las fiestas de habitación. Ríe, se pone roja, más aún, y poco a poco, antes de que lleguen sus padres, ella ya está bien, y consigue que sus padres la dejen continuar la excursión y comenzar su tratamiento psicoanalítico.
Combatir los síntomas o evitarlos es un tratamiento insuficiente, para mejorar la calidad de atención sanitaria.
Es preciso contar con un tratamiento etiológico y no sólo intomático. Ya no se puede separar el cuerpo y lo psíquico. Cuerpo y psíquismo, donde sólo a la hora de estudiarlos, se delimitarían estos campos para volver a conjugarse a la hora de tratar cualquier problema de orden sanitario y humano, que a una sociedad moderna se le presente.
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